El estilo que nos delata: cómo ilustramos los juegos en Culture Games
Cuando abrimos una caja de Culture Games, no solo sacamos cartas, reglas y componentes: sacamos un pequeño universo ilustrado que respira historia, humor y personalidad. Nuestro estilo visual es tan reconocible que podrías identificarlo a simple vista en una feria, en una estantería… o incluso en medio de una traición medieval.
Pero, ¿Cómo es exactamente el estilo ilustrativo de Culture Games? ¿Por qué lo hemos elegido? Y, sobre todo, ¿por qué creemos que es una de las claves de nuestra conexión con el público?
Vamos por partes.
Desde el primer momento, teníamos claro que queríamos ilustraciones que hablasen como nosotros hablamos: con cercanía, con respeto por la historia, pero sin miedo a la carcajada.
Nuestros personajes no tienen proporciones clásicas ni realismo renacentista: tienen cejas torcidas, caras desencajadas y miradas con más expresividad que un capítulo entero de una serie. Son como dibujos animados sacados de un códice loco, y por eso conectan tan bien con públicos de todas las edades.
No queríamos solemnidad. Queríamos contar batallas, procesiones, leyendas y rituales… sin que pareciera una clase de historia. Queríamos que una monja, un trovador, un cofrade o un traidor parecieran, ante todo, personajes jugables.
Un estilo narrativo: cada carta es una viñeta
No solo dibujamos, también interpretamos. Cada carta de “El Santo Encuentro” o de “TRAICIÓN – El Último Voto” tiene una escena, una emoción, una microhistoria. No hay decorado de relleno: todo cuenta.
La estética recuerda a las series de animación con fuerte carácter visual, como Rick & Morty o Los Simpson, pero con guiños medievales y referencias históricas escondidas. Sí, escondidas. Porque si te fijas, puede que veas en el fondo una torre reconocible, un gallo que no está ahí por casualidad, o un gesto que remite a una escena real de la historia.
¿Y por qué funciona?
Porque la gente se engancha antes por una imagen que por una fecha. Porque si ves una carta y te ríes, o dices “¡anda, eso es como en mi pueblo!”, ya has hecho clic con el juego.
Nuestro estilo hace que el patrimonio parezca jugable, no intocable. Lo acerca, lo convierte en anécdota, en emoción, en partida.
Y sí, también en merchandising.
¿Qué buscamos cuando ilustramos?
-
Que el jugador se sienta dentro de la historia.
-
Que haya humor, pero sin ridiculizar.
-
Que el patrimonio no se congele, sino que se mueva, cante, dude o incluso traicione.
-
Que el arte no sea decoración: sea motor de narrativa.
Lo que viene
Seguimos trabajando con este estilo en la expansión de El Santo Encuentro, en nuevos títulos que aún no podemos revelar, y en proyectos donde la ilustración no es un añadido, sino la puerta de entrada.
Porque en Culture Games, dibujar también es contar. Y si lo contamos con nuestro estilo… es difícil olvidarlo.