Cómo ajustar un prototipo tras semanas de testeo de juego
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Cuando creamos un juego de cartas en Culture Games, hay una fase que, aunque no luce tanto como las ilustraciones o los títulos con gancho, es absolutamente vital: el testeo del prototipo.
Durante semanas, a veces meses, jugamos, repetimos, observamos y nos frustramos. Luego nos reímos. Y volvemos a ajustar. Porque el objetivo es claro: lograr una experiencia jugable sólida, divertida y coherente con la historia que queremos contar.
Aquí te compartimos cómo evaluamos y ajustamos nuestros prototipos tras semanas de pruebas reales con personas reales (algunas incluso con ganas de ganar).
1. Escuchar más de lo que hablamos
En cada partida de prueba, lo más importante no es explicar, sino observar.
¿Dónde se atascan?
¿Se ríen?
¿Entienden lo que está pasando sin tener que releer?
Nos grabamos, tomamos notas, y pedimos opiniones sinceras (incluso las que duelen). Aprendimos a diferenciar entre “esto es difícil” y “esto no está bien explicado”.
2. Detectar patrones de frustración (y de disfrute)
Si varias personas se bloquean en el mismo punto, ese punto no es “para listos”: es confuso.
Y si en cada partida hay un momento en que todos se tensan, se ríen o se acusan… eso es oro. Lo señalamos y lo potenciamos.
En el caso de TRAICIÓN: El Último Voto, descubrimos que un enigma (no spoilers) generaba más rabia que emoción. Lo rediseñamos por completo. En cambio, una carta que creíamos secundaria provocaba auténticos giros dramáticos. La volvimos protagonista.
3. Medir el flujo y el ritmo narrativo
Un juego cultural no solo enseña o entretiene: cuenta una historia.
Si la narrativa se interrumpe por una mecánica mal engranada, lo sentimos.
Ajustamos la dificultad, el orden de aparición de cartas, y equilibramos el “sube y baja” de emociones.
Queremos que el jugador se sienta dentro de una leyenda, no leyendo una ficha técnica.
4. Simplificar sin infantilizar
Reducir reglas, clarificar objetivos o hacer más intuitiva una decisión no es hacerlo “para niños”. Es hacerlo bien.
Cada ajuste se pregunta:
¿Esto aporta tensión o solo complica?
¿Se puede explicar en una frase?
La buena jugabilidad es como un buen diseño gráfico: cuando está bien hecho, ni lo notas.
5. Validar con distintos perfiles
Jugones expertos, abuelos que nunca han tocado un juego moderno, profes, chavales de 10 años, parejas de amigos, padres con prisa... Todos testean.
Porque si el juego funciona con distintos públicos, funciona de verdad.
¿Y después del testeo?
Una última ronda: con las cartas ya maquetadas, con la caja simulada, todo ordenadito.
Ahí comprobamos si todo lo que aprendimos del testeo se ha transformado en un juego redondo.
A veces toca rehacer mucho. Otras, basta un pequeño giro. Pero en todos los casos, el testeo es lo que convierte una idea buena en un juego memorable.